lunes, 18 de agosto de 2014

Willie Colón fue extranjero en su propia tierra


Willie Colón durante su recital en El Bronx

En su condado natal, Willie Colón y su orquesta fueron como un gran equipo de fútbol que no despierta la pasión de los asistentes al espectáculo.

 En otras tierras sus fanáticos no hubieran parado de bailar y gritar, pero la noche del sábado en el concierto ‘De vuelta al barrio’ en el Lehman College, los espectadores le respondieron con poco. 

Colón (64) hizo lo mejor que pudo, pero la gente ya no puede aplaudir porque no suelta sus teléfonos, o simplemente no tiene las pasión de hace treinta años. Después de casi tres horas, educado, dio las gracias y se marchó. Nadie gritó “otra, otra” como lo hubieran hecho en Colombia, Perú o Venezuela.

“Mañana salgo para Colombia. Allá han usado mis canciones hasta en telenovelas”, dijo en una de las pausas el trombonista, compositor, arreglista, productor, director, y por supuesto, cantante. Un hombre que ha estado detrás y delante de cuarenta producciones que han vendido treinta millones de copias de discos de salsa. Un maestro que ha combinado el jazz, el rock, y la salsa y les ha incorporado ritmos de Cuba, Puerto Rico, Brasil y de sus ancestros africanos. Romeo Santos promociona una bebida que tiene 23 sabores “como él”. Willie podría enseñarle de sabores al auto-llamado Rey de la Bachata.

Colón hizo un emotivo recorrido de los éxitos que compuso para otros y también para sí mismo: Ah ah Oh no, Calle luna Calle sol, Sin poderte hablar, Bohemia, Gitana, Idilio, entre otros. “Yo no estaría acá si no fuera por Héctor Lavoe”. Recordó que ‘Todo tiene su final’ de 1973 fue como una premonición pues fue la última canción que compuso para ‘El cantante de los cantantes’ antes de que se separaran. Aunque Colón siguió siendo productor de Lavoe.

Hubo coristas, hubo violinistas, hubo solos de saxofón y de cuatro. Hubo música de calidad. Hubo letras con verdadero lirismo para que aprendan los compositores de ahora. Guaracha dice: “En la escuela del dolor/tú me diste a mí una beca/fuiste tan buena profesora/contigo aprendí lo que es el dolor mi linda muñeca. Te agradezco las lecciones/me han endurecido el alma/hoy yo vivo con más calma porque ya no tengo tanta esperanza en cuestión de amores”.

El sonido del trombón de Willie llena cualquier escenario. Su voz parece la misma de hace treinta años. Más no su memoria: cantando ‘Casanova’ olvidó la letra y no la pudo encontrar entre sus partituras. Supo burlarse de sí mismo: “¿Será que me estoy poniendo viejo, como el viejito de la canción?”

Los asistentes al concierto, que fueron jóvenes en los Setenta y Ochenta, tuvieron una explosión de recuerdos de la música que nació en Nueva York, pero que va cayendo al olvido. Por fortuna en los trópicos sigue viva y Willie Colón despierta allí pasiones y emigra para ganarse la vida.

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