Fuente: Agencia EFE
San Juan, 29 jun (EFE).- Puerto Rico parece haber olvidado que hoy se cumplen veinte años de la muerte del salsero Héctor Lavoe, ya que, aunque aún se disfrutan y se elogian sus canciones, en la isla caribeña no están previstos destacables actos de conmemoración.
A diferencia de pasados años en los que se ha recordado a Héctor Juan Pérez Martínez, nombre verdadero de Lavoe, con exposiciones y actos musicales, este año no se ha organizado un acto oficial del vigésimo aniversario del fallecimiento del que está considerado por algunos como el máximo exponente en la historia de salsa.
Este género ha ido cayendo en la isla caribeña progresivamente debido a la falta de salones de baile, al tiempo que tampoco hay casas discográficas que apoyen a las nuevas agrupaciones o cantantes que quieran adentrarse en la industria con nuevas ideas y estilos propios.
Y a pesar de que las compañías de discos se limitan a apoyar a las orquestas de las nuevas generaciones de la salsa, las agrupaciones logran lanzar sus propias producciones de manera independiente.
Entre esas orquestas y cantantes de Puerto Rico que en los últimos años han tomado la decisión de publicar de forma independiente y vender sus discos libremente se encuentran San Juan Habana, NG2, Julito Alvardo y del Norte al Sur, la Orquesta Macabeo, Villariny Salsa Project y el solista Juan Pablo Díaz.
Todos estos artistas, de una manera u otra, decidieron integrarse al género de la salsa por las influencias que dejó Lavoe, cuya carrera marcó un hito en la historia de la música caribeña.
Lavoe, natural del barrio Bélgica de Ponce, ciudad al sur de Puerto Rico, comenzó a destacarse en la música cuando decidió mudarse a Nueva York.
Según varias teorías de los historiadores de la música, la salsa nació en los barrios de Nueva York hace más de sesenta años gracias a jóvenes músicos latinoamericanos que emigraron a esa ciudad.
Una de las teorías más extendidas le atribuye su nacimiento al músico dominicano Johnny Pacheco, quien se refirió a la salsa como una mezcla de ritmos caribeños como la guaracha, mambo, pachanga, guajira, guagancó y chachachá.
El racismo, la emigración de cubanos, dominicanos y puertorriqueños a EE.UU. o el consumo de drogas, fueron algunas de las temáticas con las cuales la salsa comenzó a infiltrarse entre los jóvenes, que la bailaban en clubes de Nueva York y Puerto Rico.
Así, las orquestas de Tito Puente, Tito Rodríguez y Machito y la de los hermanos Charlie y Eddie Palmieri eran los "platos fuertes" de los clubes Palladium, Cheetah y Copacabana, de la ciudad de los rascacielos durante las décadas de los 50 y 60.
Asimismo, las agrupaciones de Willie Colón, Bobby Valentín, Willie Rosario, El Gran Combo de Puerto Rico, además de Ismael Rivera y Lavoe, se presentaban casi semanalmente en clubes en Nueva York como El Corso, Broadway 96 y Casablanca, durante las décadas de los 70 y 80.
Algunos de estos reconocidos cantantes, al igual que Ismael Miranda, Adalberto Santiago y Richie Ray, se convirtieron en las figuras emblemáticas del sello discográfico Fania Records, fundado por Pacheco y el empresario Jerry Masucci en Nueva York en 1964.
A raíz de la iniciativa de Pacheco y Masucci, se abrió un espacio para organizar el grupo "Las Estrellas de la Fania", donde estaban los mejores músicos del momento, como Roberto Roena, Ray Barreto y Papo Lucca.
La agrupación, dirigida por Pacheco, llevó la salsa al nivel más elevado de la música latina a todos los rincones.
Lavoe, por su parte, se convirtió en una de las grandes estrellas de la salsa por legendarios temas como "Todo tiene su final", "El Todopoderoso", "Aguanilé", "El cantante", "Rompe saragüey" y "Paraíso de dulzura".
Héctor Juan Pérez Martínez, el verdadero nombre de Lavoe, falleció a causa del sida -contraído por utilizar jeringuillas usadas- el 29 de junio de 1993 en el hospital Saint Claire de Nueva York, a los 47 años.
Ismael Miranda, quien fuera uno de los primeros amigos de Lavoe cuando llegó a Nueva York, recordó a Efe en una reciente entrevista que fue él quien dirigió el duelo de su excompañero de orquesta.
"Era mi mejor amigo y estuvimos batallando muchos años. Él sabe y su familia sabe que él confiaba mucho en mí y hasta llegué a pensar que yo era su paño de lágrimas. Ese era mi hermanito", destacó.
"Nunca en mi vida, tuve un problema con Héctor Lavoe. Pasaron situaciones que no eran las más agradables, pero como él era tan charlatán, que lo cogíamos a vacilón (relajo)", añadió.