Guaracha, mambo, chachachá, bolero y hasta salsa, llegó a cantar de la mano de reconocidas estrellas. Para las nuevas generaciones, Celia Cruz está presente. En discotecas y celebraciones es definitivamente una referencia inevitable.
Úrsula Hilaria Celia de la Caridad Cruz Alfonso de la Santísima Trinidad inició su carrera profesional junto a la orquesta La Sonora Matancera, con la que actuó durante 15 años y con la que cosechó éxitos como Burundanga, Caramelos, El yerbero moderno, Tu voz, Ritmo, tambó y flores, Pa’ la paloma, Nuevo ritmo omelenkó, Vallán vallende y La sopa en botella.
Siempre añoró volver a la tierra que la vio nacer, Cuba
Su vida tuvo un antes y un después. Marcharse de su natal Cuba en 1960 marcó para siempre su historia por dos cosas: primero, porque no pudo regresar a su país natal para ver a su familia, y segundo, por el impresionante crecimiento de su carrera artística, que le llevó a recorrer el mundo entero.
Su nombre se hizo grande con sus canciones, pero su espíritu siempre añoraba volver al suelo que la vio nacer y al que la revolución cubana no le permitió llegar nunca más, ni siquiera después de muerta.
Solo en una oportunidad pudo volver y fue en 1990, cuando ofreció un concierto en Guantánamo. Al terminar la presentación tomó un puñado de arena y pidió que esta fuera colocada en su ataúd el día de su muerte.
Celia Cruz murió a los 78 años la tarde del 16 de julio de 2003 en su casa en Fort Lee (Nueva Jersey), víctima de cáncer en el cerebro. Su cuerpo fue embalsamado y llevado a Nueva York.
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