Por Gilberto Santa Rosa
¡Camínalo!
Viendo las promociones y escuchando los comentarios de la gente que está disfrutando la novela -y los que como mi esposa Alexandra ya la vieron a través de Internet previo a su estreno en la Isla- me puse a recordar a una de las cantantes más importantes de nuestro género. Esa mujer que sirvió de inspiración, no solo a las damas que quisieron cantar salsa, sino también a muchos de nosotros que la escuchamos y vimos en ella un modelo a seguir.
Una voz potente, afinada, un sabor natural, una dicción perfecta, su don para interpretar diferentes géneros, su energía y su dominio del escenario son algunas de las características que hicieron de “la Guarachera de Cuba” una artista única en su clase.
De niño la veía en la televisión en los diferentes programas de la época. Su trabajo con La Sonora Matancera y Tito Puente fueron muy conocidos e importantes, pero en lo personal me impactó mucho su trabajo y le empecé a prestar especial atención cuando escuché su versión de Gracia divina en la ópera de salsa Hommy y en el primer disco con Johnny Pacheco donde interpretó su clásico Quimbara.
Desde entonces me convertí en su fanático y comencé a seguir su carrera.
La llamada salsa le vino a Celia como anillo al dedo. Musicalmente, entendió muy bien la transición de la música cubana al nuevo género y fue en el marco de este cuando más brilló su carrera.
Sus grabaciones y presentaciones junto con las Estrellas de Fania fueron legendarias.
Celia marcó la pauta para todas las mujeres que quisieron seguir una carrera como cantantes de salsa e inevitablemente fue el punto de comparación; esto último siempre me ha parecido un tanto injusto con las demás cantantes.
Siendo fanático de La Lupe, Graciela, Celina González y Celeste Mendoza, reconozco que Celia tuvo una trascendencia que no alcanzaron sus colegas.
Mas allá de la música, su nombre e imagen fueron conocidas prácticamente en el mundo entero.
Sé que el público recuerda con simpatía sus vestuarios, zapatos y pelucas, pues se convirtieron en una leyenda del mundo del entretenimiento, pero detrás de todo eso existía una consumada cantante.
Su carrera se paseó desde la música hasta la televisión y el cine. Recuerdo su actuación en una novela mexicana en la que interpretaba uno de los papeles de reparto, demostrando su talento histriónico.
Tuve la maravillosa oportunidad de conocerla y verla trabajar en muchas ocasiones y siempre aprendí algo. De hecho, a principio de mi carrera la acompañé con mi orquesta y nos dio a todos una lección de profesionalismo y disciplina que hasta hoy atesoramos y tratamos de seguir.
Llegó al ensayo primero que todos y cantó con la misma intensidad que más adelante repitió en el escenario.
En el plano personal su trato cariñoso y respetuoso hacia sus colegas y compañeros, estuvieran o no a su nivel profesional y popularidad, la caracterizó y le ganó el cariño y el respeto de todos.
Sus grabaciones y vídeos (muchos de ellos pueden verse en YouTube) quedan como una materia a estudiar para todos los que cantamos este género musical, aficionados o profesionales.
¿Mis favoritos? La serie de discos que realizara junto al maestro Johnny Pacheco. Entre tantos duetos, están los que grabó con Ismael Rivera, Cheo Feliciano y Justo Betancourt; son un master class para cualquier intérprete de este género.
Inclusive, pienso que los instrumentistas, arreglistas y productores pueden encontrar una tremenda fuente de inspiración en el trabajo de la “Reina Rumba”.
Hoy día que se transmite la serie Celia, protagonizada por nuestros orgullos boricuas… Jeimy Osorio y el primer actor Modesto Lacen, nos hace revivir de una manera romántica la vida e historia de una de las figuras más importantes de este género y de la música popular.
Cambian los tiempos, cambia la gente, cambia la música, pero la calidad no pasa de moda. Cuando se hable de excelencia musical y de entrega en un escenario... hablemos de Celia Cruz.
¡Camínalo!
0 comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.