miércoles, 5 de octubre de 2011

Maelo Vive....



Especial "Maelo Vive"
Fuente: Primera Hora, Puerto Rico.
Por: Mariela Fulllana Acosta

Su corazón comenzó a latir el 5 de octubre de 1931. Palpitó en medio de una pobreza que azotó con su mano inmisericorde los barrios santurcinos de aquel Puerto Rico de la década de los 30.

Lo que en ese entonces desconocían esas calles era que a aquel niño se le alojaría el corazón en la garganta para darles voz a los que no la tenían: su gente pobre, su gente negra.

Ismael Rivera, “el Sonero Mayor”, pintó con ese sonar tan suyo al pueblo puertorriqueño que tanto amó al reafirmar con su cantar una identidad caribeña y afroantillana, la cual retumba en cada esquina del país.

La magia de sus soneos, acompañada por una hechizante personalidad, convierte a este intérprete en uno de los grandes de la música popular del país. El cantante estableció nuevas tendencias en la rítmica puertorriqueña, a la vez que dio cátedra en el arte de la improvisación.

Hoy, miércoles, al celebrar su octogésimo natalicio, sus familiares y amigos recuerdan y celebran la vida del “Brujo de Borinquen”, quien se mantiene inmortal a través de canciones como Mi negrita me espera, Cúcala, El negro bembón, Dime por qué, Incomprendido y Las caras lindas.

“Cuando escuchas la música de Ismael Rivera, tú puedes estar en cualquier lugar del planeta y te identificas como puertorriqueño. Su música resulta ser como una carta de presentación del puertorriqueño en el resto del mundo. Estoy bien claro (de) que ése no fue su propósito, pero ha servido para eso”, expresó Ismael Rivera, hijo.

Agregó que su padre fue un “puertorriqueño bragao”, que se caracterizó por su talento, pero también por su humildad.

“No podía ver una persona que necesitaba y no le gustaba otra cosa que no fuera ayudar. Era excesivamente desprendido y eso fue lo que vi y aprendí. Mi papá era una persona muy poco ortodoxa y una persona muy única”, apuntó Ismaelito Rivera.

Esas lecciones de vida, Maelo las aprendió en la calle Calma en Villa Palmeras, donde se crió de la mano de su madre Margarita Rivera, mejor conocida como doña Margó. Cuando ésta se divorció del padre del cantante, Luis Rivera Esquilín, tuvo que trabajar en el hogar para ayudar a su madre y a sus cuatro hermanos menores. Fue así como se desempeñó como limpiabotas y albañil. Pero fue la música su gran pasión desde que era un niño. De adolescente, según recuerda Ivelisse Rivera, una de las hermanas del salsero, Maelo se la pasaba cantando boleros y le decía a su madre que se convertiría en artista.

“Mami le decía: ‘Ay, mijo, perro flaco soñando con bistec’ y le quitaba las esperanzas porque le decía que era pobre y negro para ser artista. Pero cuando él empezó a hacer sus pininos, es ella quien le dio la mano”, contó Ivelisse sobre esa relación de Ismael con su madre, quien fue la creadora de varios de sus temas como Maquinolandera, Las ingratitudes y Chanita.

La vida artística de Ismael Rivera tomó forma al conocer a otro grande de la música puertorriqueña, Rafael Cortijo, quien fue su gran amigo y compadre. Ambos de Santurce –Cortijo de la parada 21 y Maelo de la calle Calma de Villa Palmeras– se la pasaban tocando e improvisando por los barrios santurcinos, donde el repicar de los tambores era una constante. Ninguno se educó formalmente en música, sino que lo suyo era un talento innato cultivado por los sonidos y relatos de su cotidianidad.

“Papi consideraba a Cortijo como un genio artístico... Ambos sobresalen porque se nutren mutuamente. Creo que papi aprendió muchísimo de don Rafael y, al otro lado, don Rafael también de papi. Estoy seguro (de) que papi nunca consiguió un percusionista como Rafael y Rafael nunca consiguió un cantante como papi. Son dos carreras que están unidas por siempre”, precisó Ismael Rivera, hijo.


Enalteció la bomba y la plena

Y es que fueron estos dos artistas los responsables de internacionalizar la bomba y la plena, haciéndola entrar a los salones de baile y conquistando con su sabor a personas de diversos estratos sociales. A la vez, crearon un performance musical al agregar coreografías, que no eran usuales en las orquestas de entonces. El sabor de Ismael Rivera se imponía en esas presentaciones, llevando esa esencia rítmica del barrio a diversos escenarios.

Esas mismas características las siguió desarrollando cuando creó, a finales de los años sesenta, su banda Los Cachimbos, en la que una vez más rompió con las reglas establecidas al sonear por encima de los coros, siempre en clave, y mostrar un gran dominio de la polirritmia.

“Mi papá era un demigod, había algo de extraterrestre en él; estaba en otro plano, su plano de existencia era diferente... Si existiera un curso de cómo cantar como Ismael Rivera, no podríamos compararlo con ninguno que existe porque no se regía por las reglas establecidas”, precisó Ismael Rivera, hijo.

La vida del Brujo de Borinquen estuvo marcada por el éxito, pero también por la sombra de las drogas.

En 1962, es arrestado y acusado, junto con Rafael Cortijo, por posesión de drogas y ambos cumplen cuatro años de cárcel, condena que a muchos les pareció excesiva.

Un tiempo después, Ismael Rivera, en un viaje a Panamá, se hace devoto del Cristo Negro de Portobelo, a quien le entrega “su problema”, como relató Ivelisse Rivera. Es al “Naza” a quien Maelo le dedica el tema El Nazareno, de la autoría de Henry D. Williams.

Pero más allá de su devoción al Cristo, Ismael Rivera se entregó por completo a su gente, a quien le cantó Las caras lindas, de Catalino “Tite” Curet Alonso, entre otros tantos temas que trascienden generaciones y fronteras.


No se le ha hecho justicia

Aun así, tanto el hijo como la hermana del Sonero Mayor entienden que todavía no se ha hecho justicia a su legado artístico.

“El público es ingrato, y lo digo en términos generales, no quiero ser específico con el puertorriqueño o con los que le gusta la salsa o la balada. Voy a usar una frase de don Tite Curet que decía: ‘Hay muchos amigos del éxito, el éxito le gusta a todo el mundo y mientras el éxito está contigo, te valoran, te ven, dicen que te quieren, pero cuando el éxito te abandona, ellos se van con el éxito’. Lo que papi hizo por Puerto Rico y sigue haciendo aún en su desaparición no ha sido valorado de la manera que corresponde, y estoy prejuiciado porque soy su hijo, pero todavía quedan muchas cosas que decir y que hacer de lo que fue Ismael Rivera”, opinó.

Ivelisse Rivera, por su parte, destacó que el pueblo sí lo valora, pero no el Gobierno que, a su entender, no le ha dado la atención necesaria a su legado.

“Si a lo mejor no fuera un cantante de bomba y plena, quizás lo valorarían más, porque acuérdate (de) que esto nos identifica como país negro, país de una cultura africana y tú sabes que el racismo lo hay. Creo que el Gobierno quizás no se siente tan orgulloso de lo que Ismael hizo porque nos pone en primera plana como gente negra y gente pobre”, puntualizó.

Ismael Rivera murió el 13 de mayo de 1987. Ese día su corazón paró, pero los latidos de su voz siguen retumbando en cada esquina de este pueblo que todavía reacciona ante ese grito inmortal de su ¡Ecuajey!.


Fiel devoto del Nazareno

Yo estaba en un vacilón/ yo estaba en un vacilón/ fui a ver lo que sucedía./ Cuando ya me divertía/ y empezaba a vacilar/ no sé de dónde una voz vine a escuchar.

Estaba convencido de que Jesucristo muy blanco no podía ser. Aquellos dibujos en los que su figura aparecía representada con el cabello rubio y la piel blanca no le hacían mucho sentido al cantante Ismael Rivera.

"Él tenía su propia lógica de las cosas y cuando hablaba de religión decía: 'Cristo muy blanco no podía ser porque él fue carpintero y allá donde vivía hacía mucho sol, así que tenía que estar tostao. No es como lo pintan por ahí, Cristo es negro'. Y eso era antes de haber conocido al Naza", relató Ivelisse Rivera, hermana del cantante.

A lo que hace referencia Ivelisse Rivera con su relato es a la devoción que el "Sonero Mayor" sentía hacia el Cristo Negro de Portobelo en Panamá. En este pequeño poblado costero del país centroamericano fue donde Maelo se topó con su "negrito lindo", a quien le cantó El Nazareno.

Qué expresión tiene tu rostro/ se refleja la alegría/ y está rodeado de tanta hipocresía/ es el Nazareno, y que te da consejos buenos/ haz bien, no mires a quién/ dale la mano al caído/ y si acaso bien malo ha sido, dale la mano también.

La relación del Brujo de Borinquen con este Cristo, también conocido como el Cristo de los Pobres, comenzó en la década de 1970, cuando en un viaje a Panamá, un amigo, llamado Sorolo, le habló sobre la procesión del Nazareno. Le relató que cada 21 de octubre en el poblado de Portobelo, cientos de personas peregrinaban hasta la iglesia de San Felipe para pagar su manda o promesa al Cristo Negro.

"Recuerdo que después de visitar por primera vez la iglesia y ver la peregrinación, llegó a Puerto Rico eufórico y nos dijo que iba a poner su problema de drogas en las manos del Cristo. Un año después fue que Ismael comenzó a caminar desde el Chorrillo hasta Portobelo y lo hizo por diez años (1975-1985)", comunicó Ivelisse Rivera.

El cantante hacía la peregrinación vistiendo una túnica lila con toques dorados, hábito que utilizan los devotos del Nazareno. Una vez llegaba a Portobelo, luego de caminar por más de 24 horas, se unía a las personas que cargaban la figura del Cristo.

"Él tenía un cayito en el hombro por cargar el madero y se miraba ese cayito con orgullo", comentó Ivelisse Rivera.

Maelo, además, se afeitaba la barba y se recortaba, como parte de su promesa. Luego se quedaba en el humilde poblado, ayudando a limpiar la iglesia y barrer los alrededores.

Los panameños, quienes ya admiraban al intérprete puertorriqueño por su trayectoria artística, lo adoptaron como uno de ellos, en gran parte, por su participación en la peregrinación del Cristo Negro.

"En Panamá dicen que Maelo internacionalizó este evento y la gente en Panamá se lo reconocen. Hay que aclarar que esta actividad siempre se hacía, pero Ismael lo dio a conocer fuera del país... Hoy en día muchos de los puertorriqueños que van a Portobelo lo hacen por el Cristo, pero también como recordación a Ismael", manifestó Ivelisse.






Inseparables

La relación entre Ismael Rivera y Rafael Cortijo comenzó cuando ambos eran adolescentes. Se conocieron mientras estudiaban en la escuela superior Rafael M. Labra en Santurce.

Cortijo estaba en noveno grado y Maelo en séptimo grado cuando comenzaron una amistad que muchos describen como una hermandad.

"Hicieron un clic inmediato... Maelo salía de aquí para la Parada 21 que era donde vivía Cortijo y viceversa. Recuerdo que mami contaba que cuando Maelo conoció a Cortijo, llegó a la casa diciendo: 'Mami, ese chamaco es tremendo percusionista'. Y Cortijo decía que Maelo era tremendo cantante y que soneaba brutal. Desde entonces, los dos empezaron a hablar de que iban a hacer un combo", relató Ivelisse Rivera, hermana de Ismael.

Agregó que Cortijo fue el que le recomendó al maestro Lito Peña que buscara a Ismael Rivera para que formara parte de la agrupación la Orquesta Panamericana en 1954.

En 1955, los jóvenes vieron concretado el sueño de adolescentes cuando Ismael Rivera se unió como cantante a El Combo de Rafael Cortijo. Juntos logran internacionalizar la bomba y la plena, y crearon un nuevo estilo sonoro que sentó pautas en la cultura popular boricua.

Éxitos como El bombón de Elena, El negro bembón, Con la punta del pie, Quítate de la vía Perico, Saoco y Tambores africanos, son sólo algunos de los que lograron juntos.

En 1962, fueron arrestados por posesión de drogas y cumplen cuatro años en prisión. Luego de cumplir su condena, volvieron a juntarse y crearon las producciones, Bienvenido y Con todos los hierros. Pero a finales de los 60, Maelo se mudó a Nueva York y formó su grupo Los Cachimbos.

En 1974, Maelo volvió a juntarse con Cortijo y los integrantes originales del Combo en un concierto musical que tuvo como resultado el disco Juntos otra vez.

Rafael Cortijo falleció el 3 de octubre de 1982, lo que provocó una profunda pena en Ismael Rivera, quien a partir de esa fecha comenzó a perder su voz.

"Recuerdo un momento muy emotivo, cuando Ismael le hablaba al féretro y le decía a Cortijo: 'Qué regalo de cumpleaños me has dado, hermano'. Fue una fecha tan significativa para tanto de nosotros", narró Cheo Feliciano.

Ivelisse Rivera, en tanto, recuerda también que Maelo decía constantemente que "Cortijo se llevó la llave", en referencia a que con su muerte se había llevado su voz.

Ismael Rivera murió cinco años después del fallecimiento de su gran amigo en el mismo barrio santurcino que los unió.


Su influencia musical

El legado musical que dejó Ismael Rivera trascendió fronteras y generaciones. Su forma de sonear lo caracterizó y distinguió entre el resto de sus colegas, quienes no paraban de sorprenderse ante el ingenio del vocalista a la hora de improvisar. El artista dominó todos los géneros musicales que interpretó y lo hizo con excelencia. Bomba, plena, boleros, salsa, guaracha, cualquier ritmo lo bateaba y lo hacía suyo con un fraseo muy particular.

"Él fue bautizado con ese distintivo tan especial del 'Sonero Mayor' porque estableció una nueva modalidad, otro estilo de expresión y otra formar de sonear. Todo lo hizo distinto a los demás", recordó el cantante Cheo Feliciano, quien compartió con Maelo.

"Desde el principio siempre lo admiré, sobre todo por su individualidad y por el acoplamiento que logró con el maestro Rafael Cortijo", continuó el artista.

Cheo Feliciano enfatizó que, más allá de su talento innato para la música, Ismael Rivera logró una gran empatía con el pueblo por su "convicción de puertorriqueñismo y negrura".

De forma similar opinó Jesús Cepeda, tocador de bomba y plena, al indicar que Ismael Rivera era un artista completo que llevó la música del barrio santurcino a diversos rincones del mundo.

"Cuando Maelo pegó el tema El Charlatán, ahí todos los barrios como que comenzamos a sentirnos grandes, y cuando pegó El bombón de Elena, que era de mi padre (Rafael Cepeda), nosotros sentíamos que íbamos con el éxito de él y de Cortijo. Nos puso a nosotros, a todos los del barrio, en la cima. A la vez, dictó cátedra de sonero, y de ahí en adelante es que la gente empieza a querer sonear. Todo el mundo quería ser cantante, todo el mundo quería ser como Ismael", manifestó Jesús Cepeda. El bombero, a su vez, destacó a Maelo como uno de los principales responsables de impulsar la bomba y la plena a nivel internacional.






Choco Orta

La cantante Choco Orta es otra artista puertorriqueña que recibió la influencia de la música del Sonero Mayor. La vocalista describió al "Brujo de Borinquen" como "la sangre del cuerpo de la salsa".

"Ismael Rivera es para mí la epítome de lo que significa vibrar en las formas de cantar, interpretar... Aunque la salsa se desarrolla en Nueva York, es Ismael Rivera quien verdaderamente marca, en mi opinión, el acento y marca la ruta para que nosotros, los que estamos en este negocio, estemos caminando en esta alfombra cómodamente. Él es la sangre, el espíritu, de lo que soy como salsera", manifestó.


Tego Calderón y Calle 13

La obra que realizó el Sonero Mayor no sólo tocó a aquellos que lo conocieron y a los que interpretan los géneros en los que se destacó. Hay toda una nueva generación de músicos y cantantes de diversas vertientes musicales que ven en Ismael Rivera un ejemplo a seguir.

El cantante Tego Calderón y René Pérez, del grupo Calle 13, son sólo dos artistas de la nueva sangre que buscan la voz de Maelo para hallar múltiples rutas.

"Como puertorriqueñoafro la música de Ismael me toca de otra manera, de una manera muy de cerca. De pequeño Maelo en mi casa era como un dios", expresó "el Abayarde".

Tego Calderón narró que creció escuchando la música de Maelo y que su figura es fundamental en su desarrollo como artista.

"No es secreto que Ismael es mi modelo a seguir, en lo que hago hoy y en cuanto a lo que quiero que mi vida sea. Quiero que lo que yo cante, tenga que ver con lo que yo vivo y no ser un personaje como muchos de los artistas que hay hoy en día. Trato de que mi música vaya a la par con lo que soy, con lo que vivo, y que mi música sea como un diario de Tego Calderón, que eso lo lograron los Héctor Lavoe e Ismael Rivera", apuntó Tego, quien entiende que al Sonero Mayo no se le ha hecho justicia en el país.

"No se le ha hecho, pero aquí estamos nosotros para eso, para recordárselo a nuestros niños, para recordarlo con cariño y para que se sepa su valor cultural".

René Perez, por su parte, hizo énfasis en el impacto que tuvo la música de Maelo no sólo en Puerto Rico, sino también en otros países de América Latina, como en Panamá, Colombia y Venezuela.

"Es de las joyas a nivel de Latinoamérica y yo no sé si los puertorriqueños conocen lo grande que él es, no sólo aquí, sino fuera del país, como por ejemplo en Venezuela y en Colombia. Ismael Rivera es muy grande y es por ese corazón con el que él cantaba las letras", puntualizó René Pérez, quien precisó que su tema La Perla, el cual vocalizó en colaboración con Rubén Blades, lo hizo como un tributo a la canción del mismo nombre que escribió Tite Curet Alonso y popularizó Ismael Rivera.

Rubén Blades y Maelo

Para el cantante panameño Rubén Blades, la figura de Ismael Rivera es fundamental en su carrera musical. A través de los años, el vocalista sólo ha tenido palabras de elogio y agradecimiento para el Brujo de Borinquen, a quien acompañó en los coros de canciones como Las caras lindas y La Perla, ambas de la autoría de Tite Curet Alonso.

En 1979 en una conferencia de prensa que se llevó a cabo en el hotel Condado Plaza para anunciar el concierto homenaje a Ismael Rivera que se celebró en el Coliseo de Puerto Rico, Blades expresó su admiración y cariño a Maelo.

Su último disco, Cantares del subdesarrollo se lo dedicó al pueblo puertorriqueño, así como a Ismael Rivera, Tite Curet Alonso y Ray Barreto.

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