martes, 1 de marzo de 2016

Tito Rojas: 40 años de aleteo

El Gallo Salsero admite que estaría muerto o preso sin el apoyo de su familia.


 


“Los  40  años  se  los  debo a mi  familia. Si no es por mi familia yo estaría preso o muerto”.  Esta  es la primera  expresión que  suelta  el  “Gallo  Salsero”, Tito  Rojas, al  reflexionar  sobre  sus  cuatro  décadas  en la música y  cómo   en medio  de  tantas controversias sigue  aleteando  en la  salsa.  
Con su  característico  humor, el mismo  que  le   impuso a  su  estilo salsero  cargado de frases populares,   el  artista  añade que   “debería estar en el libro de   Guinness y  tú sabes por qué”, menciona  entre risas,   en referencia   a que  en cuatro ocasiones  reconoció como  sus  hijos  a  menores   que  no  eran de él. Luego  de  realizarse  las  respectivas pruebas  de  paternidad se descubrió que  en cuatro casos  distintos el cantante  no  era  el padre biológico. 
En un tono más serio afirma que aunque fueron situaciones  del pasado de las   que  aprendió  mucho, al momento  de  conocer  la  verdad  fue  duro  ponerse  los  zapatos de esos  menores. Eso  sin  sumar  otros casos  legales  que ha tenido que  enfrentar.     
“La verdad es que me da pena con esos muchachos que al conocer la verdad se sintieron devastados. La verdad es que ellos no tienen culpa. No sé nada de ellos y se fueron destruidos del país. Y mi familia sufrió mucho esas situaciones”, revela  el  artista  que se distingue por sus  pintorescas frases como:  “Claro bruto”, “Coge pa' tu  casa” y  “Dale  pa'bajo”.

 
TITO ROJAS SE LO DEBE A SU FAMILIA
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El Gallo Salsero admite que estaría muerto o preso sin el apoyo de su familia.

El  artista,  que  se  abrió  paso en la música  de  la mano  del  músico Pedro Conga y la Orquesta  Internacional,  reconoce a  su  vez  que  en el pasado  fue  inmaduro  ante  un sinnúmero de   situaciones. No  obstante,   la   madurez  que  llega  con los años y  “con los  cantazos”  lo están ayudando a  superar sus  problemas  personales y  no  llevarlos consigo a la tarima.
“Soy una persona que como a muchos nos da depresión y para mí es bien malo cuando me da depresión y me encierro y pienso muchas cosas. Pero  se superan y he aprendido mucho de cada cosa que me ha pasado. No te lo niego.  Yo pasé por todo eso (vicios) pero lo he superado. Son los vicios los que te llevan a la profundidad y si tú no puedes superar eso y pelear con eso  de nada  te vale.  Y eso lo  superé  y ese es el paso más importante que he dado en mi vida”, confiesa   la  voz  de  Por  mujeres como  tú.
De cómo  ha  ido  recobrando  esa  estabilidad  física  y emocional  que  ahora proclama se lo atribuye   al  apoyo incondicional de su esposa, Ivy, y sus dos hijas Jéssica y Kitsha Rojas, que  siempre    han estado presente  en  la  vida del  salsero. Este  año,  además  de celebrar las cuatro  décadas  en la música, festeja  48  años de matrimonio.  
Hablar de su familia  lo emociona.  
“Gracias a la compañera que tengo que llevamos 48 años es que estoy aquí. Hay que trabajar mucho. La gente me está esperando a ver cómo subo a la tarima en qué condiciones y mi esposa me muestra vídeos y me dice:  mírate aquí... mira que lindo te ves y mírate en este otro vídeo que ridículo te ves. Eso me hiere y eso me castiga  porque me está hablando de la pura verdad.  ¡Qué clase de vergüenza! (respira  profundo). Eso lo estoy superando me falta más camino y más seriedad”,    precisó el cantante con los ojos llorosos y con un taco en la garganta. 
Un poco más repuesto, el artista de  60  años retoma  su  jocosidad  y   reflexiona   sobre  las   veces  que  el  público le  demuestra  su   apoyo. No  lleva  la  cuenta  exacta  de sus  producciones  discográficas, pero sí  recuerda  sus inicios  y  cómo  se  abrió  paso  en la  música. 
La palabra ‘gracias’ es la primera que pronuncia. 
De  esa época sostiene  que  después  de trabajar  con   Pedro Conga y  participar  en el disco Mima la Pululera, trabajó con su  compadre Justo Betancourt, (padrino  de  su  hija  Kitsha)  y  fue  éste quien lo  apodó    el “ Gallo Salsero”. 
Realizó  dos  producciones  con  Betancourt. Luego  creó  su propia  agrupación el Conjunto  Borincano. Después se une en la década  de  1980  a  Luisito  Ayala y  la Puerto Rican Power. Antes  de   esto  probó  suerte  en Nueva York con presentaciones en diferentes  clubes    y  comenzó a  codearse  con  salseros de  renombre  en la década  de  1970, como Ismael Miranda, Celia Cruz, Héctor  Lavoe y Cheo Feliciano, rostros conocidos  en la  legendaria  agrupación  las  Estrellas  de  Fania.   
A partir de la  década  de  1990  y  con  un estilo de interpretación definido, la  voz  de  Es mi  mujer arrancó a  labrar su  historia  musical  hasta  el presente. Trayectoria   que  será  reconocida  el domingo 13  de  marzo   en el Día  Nacional  de la  Zalsa en el estadio Hiram Bithorn  en San Juan.
Profeta en su tierra
El  salsero, que  se quitó  el  bigote porque lo  tiene  blanco, agradece  además  al  público  local  por el respaldo  continuo a  su  trayectoria  musical.
“Me  llegó  mi tiempo  y  siento que  me  lo he  ganado por la gente. Para mí  es un orgullo inmenso que  me  dediquen esto.  Gracias a Dios  me  siento  profeta  en mi pueblo. En Puerto Rico. Amo mi  patria.  Son tantas  cosas que   han  pasado  y  no  pensé  lograr  nunca. Si es el día de los salseros, es mi  día  también”,   puntualiza  el  artista  desde  la  Casa  Museo de la  Salsa, espacio  que  será  inaugurado el  11 de  marzo   por  el aficionado   y  coleccionista musical  Robert Padilla  en  Cupey, San Juan.
Una  vez se presente  en el  masivo  junte salsero realizará  varias   presentaciones  en Estados Unidos y  Colombia,  donde suele  presentarse con frecuencia.

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