El Gallo Salsero admite que estaría muerto o preso sin el apoyo de su familia.
“Los 40 años se los debo a mi familia. Si no es por mi familia yo estaría preso o muerto”. Esta es la primera expresión que suelta el “Gallo Salsero”, Tito Rojas, al reflexionar sobre sus cuatro décadas en la música y cómo en medio de tantas controversias sigue aleteando en la salsa.
Con su característico humor, el mismo que le impuso a su estilo salsero cargado de frases populares, el artista añade que “debería estar en el libro de Guinness y tú sabes por qué”, menciona entre risas, en referencia a que en cuatro ocasiones reconoció como sus hijos a menores que no eran de él. Luego de realizarse las respectivas pruebas de paternidad se descubrió que en cuatro casos distintos el cantante no era el padre biológico.
En un tono más serio afirma que aunque fueron situaciones del pasado de las que aprendió mucho, al momento de conocer la verdad fue duro ponerse los zapatos de esos menores. Eso sin sumar otros casos legales que ha tenido que enfrentar.
“La verdad es que me da pena con esos muchachos que al conocer la verdad se sintieron devastados. La verdad es que ellos no tienen culpa. No sé nada de ellos y se fueron destruidos del país. Y mi familia sufrió mucho esas situaciones”, revela el artista que se distingue por sus pintorescas frases como: “Claro bruto”, “Coge pa' tu casa” y “Dale pa'bajo”.
TITO ROJAS SE LO DEBE A SU FAMILIA
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El Gallo Salsero admite que estaría muerto o preso sin el apoyo de su familia.
El artista, que se abrió paso en la música de la mano del músico Pedro Conga y la Orquesta Internacional, reconoce a su vez que en el pasado fue inmaduro ante un sinnúmero de situaciones. No obstante, la madurez que llega con los años y “con los cantazos” lo están ayudando a superar sus problemas personales y no llevarlos consigo a la tarima.
“Soy una persona que como a muchos nos da depresión y para mí es bien malo cuando me da depresión y me encierro y pienso muchas cosas. Pero se superan y he aprendido mucho de cada cosa que me ha pasado. No te lo niego. Yo pasé por todo eso (vicios) pero lo he superado. Son los vicios los que te llevan a la profundidad y si tú no puedes superar eso y pelear con eso de nada te vale. Y eso lo superé y ese es el paso más importante que he dado en mi vida”, confiesa la voz de Por mujeres como tú.
De cómo ha ido recobrando esa estabilidad física y emocional que ahora proclama se lo atribuye al apoyo incondicional de su esposa, Ivy, y sus dos hijas Jéssica y Kitsha Rojas, que siempre han estado presente en la vida del salsero. Este año, además de celebrar las cuatro décadas en la música, festeja 48 años de matrimonio.
Hablar de su familia lo emociona.
“Gracias a la compañera que tengo que llevamos 48 años es que estoy aquí. Hay que trabajar mucho. La gente me está esperando a ver cómo subo a la tarima en qué condiciones y mi esposa me muestra vídeos y me dice: mírate aquí... mira que lindo te ves y mírate en este otro vídeo que ridículo te ves. Eso me hiere y eso me castiga porque me está hablando de la pura verdad. ¡Qué clase de vergüenza! (respira profundo). Eso lo estoy superando me falta más camino y más seriedad”, precisó el cantante con los ojos llorosos y con un taco en la garganta.
Un poco más repuesto, el artista de 60 años retoma su jocosidad y reflexiona sobre las veces que el público le demuestra su apoyo. No lleva la cuenta exacta de sus producciones discográficas, pero sí recuerda sus inicios y cómo se abrió paso en la música.
La palabra ‘gracias’ es la primera que pronuncia.
De esa época sostiene que después de trabajar con Pedro Conga y participar en el disco Mima la Pululera, trabajó con su compadre Justo Betancourt, (padrino de su hija Kitsha) y fue éste quien lo apodó el “ Gallo Salsero”.
Realizó dos producciones con Betancourt. Luego creó su propia agrupación el Conjunto Borincano. Después se une en la década de 1980 a Luisito Ayala y la Puerto Rican Power. Antes de esto probó suerte en Nueva York con presentaciones en diferentes clubes y comenzó a codearse con salseros de renombre en la década de 1970, como Ismael Miranda, Celia Cruz, Héctor Lavoe y Cheo Feliciano, rostros conocidos en la legendaria agrupación las Estrellas de Fania.
A partir de la década de 1990 y con un estilo de interpretación definido, la voz de Es mi mujer arrancó a labrar su historia musical hasta el presente. Trayectoria que será reconocida el domingo 13 de marzo en el Día Nacional de la Zalsa en el estadio Hiram Bithorn en San Juan.
Profeta en su tierra
El salsero, que se quitó el bigote porque lo tiene blanco, agradece además al público local por el respaldo continuo a su trayectoria musical.
“Me llegó mi tiempo y siento que me lo he ganado por la gente. Para mí es un orgullo inmenso que me dediquen esto. Gracias a Dios me siento profeta en mi pueblo. En Puerto Rico. Amo mi patria. Son tantas cosas que han pasado y no pensé lograr nunca. Si es el día de los salseros, es mi día también”, puntualiza el artista desde la Casa Museo de la Salsa, espacio que será inaugurado el 11 de marzo por el aficionado y coleccionista musical Robert Padilla en Cupey, San Juan.
Una vez se presente en el masivo junte salsero realizará varias presentaciones en Estados Unidos y Colombia, donde suele presentarse con frecuencia.
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