viernes, 25 de julio de 2014

Havana 1957: tirar la casa por la ventana


Casi a la una de la madrugada el grupo Palo!, que dirige Steve Roitstein, sube al escenario del Havana 1957 de Brickell para celebrar su onceno aniversario. La cantante Leslie Cartaya pide “Tabaco y ron pa’ mi santa”. Ed Calle, Philbert Armenteros y Raymel Olalde completan esta mezcla virtuosa y contagiosa del afrocuban funk de Miami, música genuina de la Ciudad del Sol. Se escuchan La malanga, Qué lengua más larga tú tienes, Camina con los codos y Están afuera fumando.

La música en vivo los fines de semana distingue este salón ubicado en el área de Brickell de los otros restaurantes de la marca Havana 1957. Temas típicos, los de antes y los de ahora, se escuchan de jueves a sábado. La Charanga Típica Tropical de Ramiro Aguirre, Luis Barbería (Habana Abierta), Robertico Carcassés, William Vivanco y Luis Bofill son algunos de los cantautores que se han presentado aquí. Para julio se anuncia a Vanito Brown y en agosto a José Luis Barba, David Torrens, y Janet Dacal.

El happy hour del Havana 1957 es más conocido por La casa por la ventana. Es el momento de la tarde en que se puede probar la variedad dewhiskies, vinos y cervezas a mitad de precio, o si prefiere a dos por uno. Están los clásicos cocteles como el mojito, el Cuba Libre y cuatro variedades de martinis. O si quiere algo más directo, pude pedir cualquiera de las 70 marcas de rones que sirven en el bar.

La especialidad del menú no consiste en complicar la elaboración de los platos, sino en la variedad de estilos, opciones, y costumbres. Junto al menú regular, tienen El habanero delgado, una versión que han creado para los que prefieren comer pequeñas porciones, bajas en grasas, a la plancha, menos calorías, mucha fibra, integral... y sin remordimientos. En ambos menús las carnes, el pescado, las viandas y los mariscos aparecen en muchos de los platos, como la vaca frita, la palomilla o los tostones rellenos.

Para los que vienen por primera vez se les recomienda el Pollo Havana 1957, un medio pollo de los grandes que se ha marinado durante tres días y asado durante tres horas, que se sirve con arroz, frijoles negros, plátanos maduros fritos y ensalada. Antes puede pedir un Combo Cubano: croquetas de jamón, yuca frita, mariquitas, papas asadas, tamal y cerdo.

Todo lo que está en las paredes del restaurante es auténtico, original, de colección, como las camisetas de los equipos de La Habana y el Almendares. En algunas partes hay firmas, frases y nombres que recuerdan a La Bodeguita del Medio de La Habana, que hacen juego con el decorado del lugar. Sobre el bar hay un gran cartel de la Coca-Cola, de aquellos que se veían en muchas partes de La Habana en la década del 1950, y al lado una gran foto publicitaria de jóvenes que se divierten, recreando el ambiente nocturno y glamoroso de la capital cubana. También hay fotos de Beny Moré, María Félix, Los Matamoros, Errol Flynn y Celia Cruz.

Juan Reina, un septuagenario, natural del barrio Los Sitios, con una memoria musical increíble, que frecuenta el lugar, recuerda a La Habana por las canciones de moda que se escuchaban en la radio o en las vitrolas de los bares. “Muchos estaban abiertos”, dice, “sin aire acondicionado, cuando ponías una canción de Roberto Faz, Orlando Vallejo o Bola de Nieve, se escuchaba hasta en la esquina. Así sonaba mi Habana”.

De esa época, recuerda las reuniones en casa del compositor Candito Ruiz, en Concepción de la Valla, entre Manrique y Campanario. “Por las noches se reunían a descargar y a componer, César Portillo de la Luz, Frank Domínguez, Ernesto Duarte, Marcelino Guerra y Tania Castellanos, entre otros. Al menos dos veces estuvo por allí Ella Fitzgerald acompañada de Sarah Vaughan.

Música, decorado y menú se combinan para hacer de este lugar una noche de La Habana en aquellos años 1950, cuando en el show del cabaret Tropicana podía estar Nat King Cole cantando en español El bodeguero. En el club La Red La Lupe se desgarraba con Qué te pedí y en el Alí Bar, Beny Moré, que había llegado un tanto tarde, compensaba la paciencia del respetable con Hoy como ayer o Me voy pa’l pueblo. Se iba por la mañana, y regresaba en el último vuelo de Pan Am, o al día siguiente. Con cierta resaca, pero sin permisos de entradas ni de salidas, y sin muchas restricciones de aduanas, solo a divertirse. Tal como era antes.



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